Pasamos la semana estudiando a conciencia las predicciones según diferentes fuentes de información.
Analizamos los datos obtenidos con nuestro archivo de años anteriores.
Contrastamos los fundamentos con los demás implicados. Debatimos acaloradamente sobre lo que ocurrirá, apoyándonos cada uno en su experiencia.
Decidimos al fin, por acuerdo, el lugar de acción donde aterrizaremos el fin de semana.
Y al final, como siempre, la naturaleza actúa con sutiles diferencias que nos trastocan lo que tardamos días en acordar, recordándonos que a pesar de los avances tecnológicos, nada es permanente, y que solo podemos aspirar a estar presentes en esos ciertos y casuales momentos de efímera duración, que la naturaleza nos brinda para nuestro deleite.
La eterna búsqueda de ese momento perfecto, que al finalizar, no significa que terminó, sino el comienzo del siguiente, mientras nos entretenemos con el recuerdo del más reciente.
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