Las borrascas no dan tregua y el Golfo de Cadiz sufre las consecuencias directa de esta continua fuerza imparable.
En Matalascañas el muro intenta frenar lo inevitable. Los chiringuitos que el mar destruyó el pasado mes están intentando reconstruir para que estén listos para la semana santa, pero el mar sigue intentando limpiar su territorio.
Aquí tenéis algunas fotos del martes, con las mareas de máximo coeficiente.
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