Ahora que parece que el verano se adelanta es hora de mirar atrás y sacar algunas conclusiones del invierno pasado.
Aunque pueda parecer especial, hemos vivido un invierno de los que ya se han producido en pasadas ocasiones, incluso antes de que fuéramos conscientes del cambio climático o de la evoluciones de El Niño, para poder culpar de este invierno inusual.
Nuestra memoria histórica muchas veces se asemeja a la de los peces, solamente nos acordamos de lo reciente, pera si analizamos un poco los acontecimientos climáticos de los últimos treinta años, que casualmente son de los que personalmente puedo dar fé, vemos que todos estos periodos son cíclicos aunque no mantengan la puntualidad de un reloj.
El golfo de Cádiz ha sufrido en repetidas ocasiones épocas donde los continuos temporales y la concentración de lluvias ha ocasionado similares destrozos a los que hemos vivido este año.
Los desastres de la costa los medimos en cuanto afectan a la obra del hombre, es decir, cuando el mar se lleva lo que está en su terreno, paseos marítimos, chiringuitos etc,
Como pasan tantos años entre los temporales de importancia, el hombre sigue usurpando lugares que por naturaleza ocupa el mar o el agua, cuando llegado el momento la naturaleza lo exige . Así se inundan zonas de la vega del Guadalquivir, como ha ocurrido en Córdoba, del Guadalete, como en Jerez de la Frontera etc
En la zona de Costa ocurre exactamente igual, nos sorprendemos de que el mar ha destrozado un paseo marítimo o ha engullido literalmente un chiringuito, y que además eso no había ocurrido antes, pero la verdad es que antes tampoco estaban ahí.
Los primeros que recuerdo se remontan a 1979, y luego vinieron los del 1984, 1996 y 2010.
Curiosamente a partir del año 79, terminándose el espigón de Huelva, comenzaron los daños más agresivos en la zona de Matalascañas y Mazagón. La obra del hombre vuelve a tener repercusiones en la naturaleza.
Las playas cambian sus fondos, normalmente con una importante retirada de arena, que vuelven a regenerar a su ritmo, surgiendo esos fantásticos picos que un día están aquí y otro allí.
Para nosotros significan inviernos de mucha actividad surfera. Los maretones entran en el Golfo con mas asiduidad y consistencia, permitiéndonos una mayor frecuencia en el agua, cosa inusual en nuestra zona.
Los descansos entre frente y frente propician condiciones muy buenas en toda la costa de Cadiz y Huelva, aunque la frecuencia de los frentes atmosféricos nos limiten las buenas condiciones a uno o dos días seguidos a lo sumo.
Después de la tempestad viene la calma, y nuestras playas volverán a recuperar su aspecto original, con su arena, sus bañistas, sus chiringuitos y sus turistas, y nosotros volveremos de nuevo a nuestra faceta mas habitual como es la de ser nómadas de este deporte en la interminable búsqueda de olas.
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